Como hoy es la noche de Reyes, voy a contarles un cuento.
Por supuesto, el final pueden modificarlo a su gusto; eso sí: tengan mucho cuidado con lo que desean.
Pídeme un deseo
¡Al fin sola! pensé cuando todo el mundo desapareció de casa. Es lo que pasa en Navidad, es muy bonito eso de qué bien todos juntos, pero el follón es enorme. Gente mayor, mediana y menuda ronda sin descanso por todas las habitaciones de la casa, sin que pueda encontrarse un solo lugar que esté desocupado. Pero todo llega. Hay un momento en que los mayores salen a hacer las últimas compras, o a visitar a unos amigos o a algún conocido en el hospital... Los jóvenes, ya se sabe, salen a ligar y los pequeños al cine. Y yo por fin me quedo sola en casa.
Aquel día se había producido esta feliz circunstancia. Eché una ojeada general y me pareció que todo estaba aceptablemente recogido, así que decidí pasar un rato agradable sin hacer nada. Me puse un vestido con bordados antiguos y me recogí el pelo con una redecilla. Encendí luces indirectas y velas de colores y olores; coloqué un plato de turrón de todas las variedades y de otros dulces en la mesita y como no me gustan los villancicos, pero me apetecía escuchar música que tuviera que ver con las fechas navideñas, puse una cinta de video con el ballet "El cascanueces" de Tchaikovski en la versión del Teatro Bolshoi, aunque la verdad es que Tchaikovski no me agrada particularmente.
No prestaba demasiada atención a las imágenes y la música me estaba cansando un poco, cuando empecé a notar que algo extraño pasaba en la cinta. Hubo una especie de interferencias y apareció en primer plano, pero fuera de la pantalla una figurita vestida estrafalariamente pero con verdadero primor. Parecía un poco cascarrabias y sus ademanes, su voz y su cara demostraban una gran prisa.
-¡Uf! Me ha costado Dios y ayuda dar contigo. No es que la música de Tchaikovski me entusiasme, la verdad, me parece un flojo, pero no encontré otro vehículo para llegar hasta aquí, dijo, mientras se colocaba las puntillas, o lo que fuera, de lo que parecían varias faldas y dejaba en el mismo lugar, después de darle algunas vueltas a un diminuto sombrero, sin conseguir que asomaran correctamente sus puntiagudas orejitas, por los orificios hechos para ellas, en el también puntiagudo sombrerito.
Ante mi cara de estupor, en realidad, ante mi cara de pazguata, dijo con desenvoltura:
¡Ah! Si claro, tengo que presentarme. Soy tu Hada Madrina. Pídeme un deseo.
¡Un deseo! ¡Podía pedirle un deseo!
Fue inmediato. Por mi cabeza pasó como un rayo. Recordé la de veces que creí encontrarle y como otras tantas se reveló como un sucedáneo. Ya me había resignado a vivir sin él para siempre y de repente se presenta mi Hada Madrina y me dice que solo tengo que pedirlo. El corazón me latía a toda velocidad y para tranquilizarme y ganar tiempo dije:
-¿Como te llamas?
Sonrió encantada y dijo al tiempo que emitía un risueño gorjeo:
-Donina. Creí que no ibas a preguntármelo nunca.
Mientras decía esto se sentó majestuosamente en el ramo de margaritas amarillas que había en el jarrón sobre la mesita y me miró como lo hacen los pájaros, primero con un ojo y luego con el otro, moviendo al mismo tiempo la cabeza. Aunque parecía haber perdido toda la prisa que traía me sorprendió diciendo:
-Espabila, no tengo todo del tiempo del mundo. La verdad es que tengo una agenda que parece la de la Concejala de Educación, dijo con tono afectado.
Yo me deslicé hasta el suelo de forma que quedé sentada en él y con la cara a la altura de mi Hada Madrina y me acerqué tanto que dio un respingo y se quedó muy quieta mirándome de hito en hito.
Mientras le colocaba las faldas, o lo que fuera, y el sombrerito, le dije con voz clara y pronunciación esmerada:
-Quiero un cojín mágico para poder leer a gusto en la cama.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Flow: una película que es un prodigio de estética y sensibilidad
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[image: Crítica: "Flow" es una obra maestra animalista - La Estatuilla]
Siguiendo el consejo que una amiga publicó en las redes sociales, he vist...
Hace 6 meses
1 comentario:
Holaaa, ¡feliz Navidad!, me ha gustado mucho tu blog. De hecho, me parece muy buena idea, debería haber más gente comprometida...
Y bueno, respecto al cuento, me ha encantado, pero por supuesto, yo no habría pedido un cojín jejejeje
Un besazo
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