La filósofa, física, ecologista y ecofeminista Vandana Shiva (5 de noviembre de 1952, Dehra Dun, India) ha estado ayer en Asturias. La filósofa Amelia Valcárcel, directora del programa “Desafíos de la democracia. Problemas del mundo”, en el II ciclo de conferencias, Éticas, sociedad y saberes del tiempo presente, ha programado una conferencia con Vandana Shiva, que tituló “Democracia de la tierra”.
Aunque no creo necesario hacer un curriculo de Vandana Shiva, si es oportuno recordar que es autora de varios libros e innumerables artículos y merecedora de importantes premios. Por ejemplo recibió el Premio Nobel de la Paz Alternativo en 1993 y el Premio Global 500 también en 1993.
Además de escribir libros y dar conferencias, Vandana Shiva es la fundadora de la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica (programa Navdanya), con el objetivo, al igual que con otros proyectos suyos, de lograr una vida sostenible.
En sus análisis de la realidad, no olvida lo problemas específicos que se presentan a las mujeres, y consigue convencer de la necesidad de una acción urgente para impedir que las zonas más deprimidas del planeta sean aún más esquilmadas por la explotación abusiva de sus recursos naturales.
“Una cosmovisión de la abundancia es la cosmovisión de las mujeres de la India, que dejan comida para las hormigas a las entradas de sus casas, creando incluso para ello las más bellas formas artísticas (kolams, mandalas y rangoli), que confeccionan con harina de arroz. La abundancia es la visión del mundo de las mujeres campesinas que tejen hermosos motivos con arroz para los pájaros y los cuelgan cuando éstos no encuentran grano en los campos. Tal perspectiva de la abundancia reconoce que, si damos comida a otros seres y especies, mantenemos las condiciones de nuestra propia seguridad alimentaria.” (Pág. 30)
Así dice en “Cosecha robada”[i], donde Vandana Shiva analiza cómo el llamado crecimiento “es, en realidad, una forma de robo a la naturaleza y a las personas”.
Confieso que con la lectura de este libro, me persuadió de no volver a comer langostinos, por lo que significan para la zona las técnicas de cultivo industriales.
Sus análisis son generales, pero no olvida que las mujeres somos seres con necesidades y problemas debidos a nuestro sexo, cosa que suelen olvidar los autores, por más comprometidos que estén con cualquier causa. En este sentido es de agradecer que Vandana Shiva recoja los problemas de las mujeres y que incluya siempre epígrafes como, por ejemplo, Sin comida, sin agua: la feminización del sufrimiento (pág 63).
En Oviedo se mostró vital, vehemente, entusiasta y cautivó al público asistente con su esperanza, “no la de los necios” precisó, sino la de quienes tienen disponibilidad para lograr el cambio.
Nos dejó deberes puestos, porque nos pidió que firmaramos el Manifiesto de la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. Este es el enlace:http://cmpcc.org/2010/04/24/conclusiones-finales-grupo-de-trabajo-3-derechos-de-la-madre-tierra/
Por supuesto, después de verla y oírla, me reafirmé en mi intención de no volver a consumir langostinos.
[i] SHIVA, VANDANA, (2000), Cosecha robada, Paidós, Barcelona 2003
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