El suplemento Cultura, del diario La Nueva España, del Principado de Asturias, tiene la norma no escrita de que solo colaboran varones en sus páginas. A veces se ven en la penosa obligación de hablar de la obra de algunas, muy pocas, mujeres, y entonces pueden perpetrar artículos como el que con el título “Último amor y otras miserias. Las cartas de la escritora Gabriela Mistral a su amante Doris Dana” escribe José Luis García Martín, a propósito de la publicación de las cartas de la escritora, Premio Nobel en 1945, Gabriela Mistral, a Doris Dana, su supuesta amante. La reseña aparece en el nº 878 de dicho suplemento, con fecha de hoy, 22 de abril de 2010. El libro de Gabriela Mistral que reseña es Niña errante. Cartas a Doris Dana, Edit. Lumen, Barcelona 2010.
Comienza cuestionando su merecimiento del Premio Nobel y lo achaca al personaje, del que luego dirá que está cuidadosamente fingido por Mistral, y de paso asevera que era una “discreta poetisa posmodernista”.
Como su opinión le parece poco, se explaya en las descalificaciones que sobre ella vierte Francisco Ayala, a las que califica de “retrato impiadoso”, pero que no nos ahorra y difunde.
Para explicarse y explicarnos cómo es posible que Gabriela Mistral que fue una niña de extracción humilde, con padre alcohólico y maltratador, consigue ser maestra, entrar en la diplomacia, viajar por todo el mundo y recibir el Nobel de Literatura, recurre al también escritor Francisco Ayala, que no consiguió el Nobel y que achaca los innegables logros de Gabriela Mistral “a su destreza manipuladora” y a toda una serie de imperdonables defectos.
Malo que Ayala escriba esas cosas, malo que García las repita, pero es aún peor que a la hora de hacer una simple reseña de un libro que sale al mercado, se prevenga, gratis, contra la autora.
Comienza cuestionando su merecimiento del Premio Nobel y lo achaca al personaje, del que luego dirá que está cuidadosamente fingido por Mistral, y de paso asevera que era una “discreta poetisa posmodernista”.
Como su opinión le parece poco, se explaya en las descalificaciones que sobre ella vierte Francisco Ayala, a las que califica de “retrato impiadoso”, pero que no nos ahorra y difunde.
Para explicarse y explicarnos cómo es posible que Gabriela Mistral que fue una niña de extracción humilde, con padre alcohólico y maltratador, consigue ser maestra, entrar en la diplomacia, viajar por todo el mundo y recibir el Nobel de Literatura, recurre al también escritor Francisco Ayala, que no consiguió el Nobel y que achaca los innegables logros de Gabriela Mistral “a su destreza manipuladora” y a toda una serie de imperdonables defectos.
Malo que Ayala escriba esas cosas, malo que García las repita, pero es aún peor que a la hora de hacer una simple reseña de un libro que sale al mercado, se prevenga, gratis, contra la autora.
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