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viernes, 2 de abril de 2010

MARIA DE JESÚS DE ÁGREDA


El 2 de abril de 1602 nace María de Jesús en Ágreda, Soria. Quien andando el tiempo llegará a ser la Venerable María de Jesús, es una gran mística, autora de “la Mística Ciudad de Dios”, escrita por orden del Cielo, obra que fue incluida en el Índice y sufrió una larga serie de vicisitudes, hasta que fue sacada del mismo por el papa Clemente XI.

María de Jesús tiene una sorprendente biografía, que en alguno de sus rasgos recuerda a la de Catalina Benincasa.

Como ella pertenece a una familia muy numerosa y sus padres son muy piadosos, lo que les hace entrar en religión, convirtiendo la casa familiar en convento. Cuando era apenas una adolescente, pasó una época extraña, con enfermedades y dejadez por su parte del cuidado y aseo necesario.

Entró en religión, en la Inmaculada Concepción, franciscanas, y comenzó a tener “exterioridades”, como levitaciones, que la perturbaron, por las repercusiones públicas indeseadas, y rogó a Dios que se las quitara. Comienza a escribir el libro en 1637 y un confesor se lo hará quemar, sin embargo, posteriormente, en 1655 un confesor más razonable, le pide que vuelva a redactarlo y lo finaliza en 1660, siendo una obra que está considerada

Mantiene con el rey Felipe IV una correspondencia que durará años y de la que se conservan 614 cartas, 314 de la Venerable. En estas cartas muestra su clara visión política: le recomendó que demorara un poco la implantación de la Inquisición en Aragón y también que respetara los Fueros y después de la conquista de Barcelona le aconseja que coloque allí ministros que comprendan a los catalanes. En política internacional abogó, como en el siglo XIV lo había hecho Catalina Benincasa, por la paz, por lo que instaba al rey a firmar la paz con Francisco, el rey de Francia. Tema importante de estas Cartas es la atención a la pobreza.

Se considera que gozó del don de la ubicuidad, pues desde 1620 y durante tres años, fue la evangelizadora de la tribu de los Jumanos en Texas, a los que se presentó unas quinientas veces, sin haber estado nunca allí, pues jamás salió de Ágreda. Sobre este aspecto, un poco inquietante, se extiende J. Sierra en su novela “La Dama Azul” (Edición revisada. Edit. Planeta, Barcelona 2008)

La Inquisición comenzó el proceso para analizar este fenómeno en 1630. Después de intensos estudios de la obra y las circunstancias de su vida, se admitió la autoría de la obra y se le otorgó el título de Venerable, al reconocerse sus virtudes.

Murió el 24 de mayo de 1665 y actualmente se trabaja activamente por su beatificación.

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