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sábado, 3 de julio de 2010

CHARLOTTE PERKINS GILMAN

Charlotte Perkins Gilman nació el 3 de julio de 1860, por lo que hoy, aunque sin reconocimiento institucional, ni público de ningún tipo, conmemoramos el 150 aniversario de su nacimiento. (Falleció el 17 de agosto de 1935)

Es una pensadora y escritora a la que las mujeres deberíamos hacer homenajes con cualquier excusa, pues toda su obra es importante y ha contribuido a la mejora de la situación de las mujeres y, por tanto, de toda la humanidad.

De familia liberal, sus tías Harriet Beecher Stowe, (1811-1896) autora de la novela “La cabaña del tío Tom”, que es un alegato abolicionista, Catharine Beecher (1800-1878), maestra feminista que incorporó los parvularios al sistema educativo americano e Isabella Beecher Hooker, sufragista, fundadora de la New England Women’s Suffrage Asociation, le influyeron notablemente. También le influyeron positivamente una serie de mujeres con las que mantuvo una estrecha relación de amistad, como Martha Luther, Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony, Lucy Stone y la filósofa Antoinette Louise Blackwell, que llegó a ser la primera mujer ministra de Norteamérica

En este ambiente de mujeres muy cultas, Charlotte pudo desarrollar desde muy pronto todas sus potencialidades.

Ha escrito varios ensayos, como “Las mujeres y la economía” (1898), “Acerca de los hijos” (1900), “El hogar” (1903); también ha escrito poesías, como “Versos y canciones sufragistas” (1911); novelas y cuentos, como “Si yo fuera hombre”, o “El empapelado amarillo”. Escribió también su autobiografía.

“El empapelado amarillo”[i] se encuentra en varias ediciones de diversas editoriales. La edición que yo manejo es la citada, en la que se recogen veinte relatos de veinte mujeres.

Cada autora tienen un pequeña introducción de dos/tres páginas, que es mucho si lo comparamos con otro tipo de ediciones, porque nos aporta datos significativos sobre la autora y su relación con su época y con el género literario, reconociendo a alguna de ellas como maestras del género, precursoras, etc., por lo que da una visión bastante cercana a la realidad.

Aunque el libro es de excelente factura, el título es absurdamente inadecuado y la portada más inadecuada si cabe: una mujer totalmente desnuda se mira con un esqueleto como si se tratara de un espejo.

La narración es vigente aún hoy día, incluso para quienes no gustan del género gótico o de misterio.

Describe una angustiosa situación y cómo logra salir de ella, y se basa en su propia experiencia personal.

Describe magníficamente la situación de opresión psicológica, por ejemplo en la página 131:

John se ríe de mí, claro, pero una siempre espera que pase eso en su matrimonio.

John es un hombre harto pragmático. No es precisamente paciente, ni un hombre de fe; siente verdadero espanto por la superstición, y se burla inmisericorde de cualquier conversación en la que se contemplen aspectos que sólo pueden sentirse, que no pueden verse, que no pueden expresarse de manera concreta.

John es médico, y acaso por ello (no se lo diría nunca a un mortal, por supuesto, pero esto no es más que papel, un objeto inanimado, un gran alivio para mi mente), acaso por ello haya una razón que se me escapa acerca del porqué mi estado no mejora.

Verán: John no cree que esté enferma.

Y un poco más adelante, en la página 133 completa el retrato de su situación:

A veces experimento una cólera irracional hacia John. Estoy segura de que nunca había estado tan sensible. Creo que es cosa de mis nervios.

Pero John dice que, si experimento esos sentimientos, se debe a la merma de mi autocontrol; así que me esfuerzo dolorosamente autocontrolarse, sobre todo si estoy con él, cosa que al final me deja agotada.

El final es espectacular y aleccionador.


[i] PERKINS GILMAN, CHARLOTTE “El empapelado amarillo”, en Venus en las tinieblas. Relatos de horror escritos por mujeres, edición de J. Navarro, Edit. Valdemar, Madrid 2007

2 comentarios:

adan dijo...

Hablando de La Cabaña del Tío Tom, ¿A que no sabías que fue prohibida por la Iglesia en París en 1852? Te mando por mail el certificado.

Nieves Fernández González dijo...

No, no lo sabía, y te agradezco mucho el documento. El próximo año será el centenario del nacimiento de su autora, Harriet Beecher Stowe y lo emplearé.
Un abrazo