El miércoles, 30 de junio, ha comenzado en Gijón, y hasta el día 2 de julio, la VII Escuela Feminista Rosario de Acuña, dirigida como en años anteriores por la siempre maestra Amelia Valcárcel, filósofa de indiscutible renombre. Este año la Escuela lleva el título “Mujeres de África, mujeres del mundo”, porque el feminismo es un internacionalismo y vemos con preocupación el estado de las mujeres en el continente africano.
No voy a hacer un diario de la Escuela, porque para eso existe el blog oficial, que pretende, además ir incorporando materiales de ediciones pasadas. La dirección es: http://rosario2010.wordpress.com/
Lo que yo quiero es dejar constancia de la comprobación de que las mujeres compartimos los mismos problemas en todas las partes del mundo.
Además de las intervenciones de Alicia Miyares, y Amelia Valcárcel, pudimos escuchar y aprender de lo que nos contaron algunas personalidades africanas.
Diakhoumba Gassama es de Senegal. Está licenciada en derecho internacional y es especialista en Derechos Humanos. Actualmente es coordinadora del programa del fondo de Desarrollo de las naciones Unidas para la Mujer, UNIFEM. Se dirigió a nosotras en un muy buen español. En la foto de cabecera la vemos con Amelia Valcárcel y Alicia Miyares.
En los siguientes días participó Christine Epoluke Bombula, de la República Democrática del C ongo, Licenciada en ciencias comerciales y financieras, experta en negociación y resolución de conflictos, vicepresidenta de la red de mujeres africanas ministras y parlamentarias, REFAMP. Se ha presentado ante nosotras con toda su belleza y la elegancia de sus trajes habituales, de colorido imposible para nosotras y con un tocado aún más imposible.
Cuando explicó que hay tres zonas lingüísticas en África, la francófona, la anglófona y la lusófona, (por cierto, en la anglófona es donde hay una sensible mejoría para las mujeres), recordé el libro “Contra el viento”, de Ángeles Caso[i], que ganó el premio Planeta 2009 y en el que la autora narra la vida de mujeres de Cabo Verde que se ganan la vida trabajando en Europa.
Y también pudimos aprender de Lynne Muthoni Wanyeki, de Kenya, directora de la comisión de Derechos Humanos de Kenia, politóloga, experta en medios de comunicación.
Ha sido educativo escuchar de labios de estas mujeres, en español, francés, inglés, un discurso en el que siempre se ha nombrado a los Derechos Humanos. Además de su conocimiento de otras lenguas distintas a la suya, son mujeres de titulaciones superiores, con experiencia en gestión en organismos internacionales.
No encontré nada que nos hiciera diferentes a nosotras de ellas, pues aunque alguno de los problemas de las mujeres que manifestaron están bastante suavizados en España y otros no los sufrimos (como la trata de esclavas o la mutilación genital; nosotras tenemos algunos problemas específicos, de los que ellas se libran, como la anorexia inducida o las cirugías estéticas, que, como pasa con las musulmanas, algunas que se someten a ellas dicen que es “porque ellas quieren” ), tenemos sin embargo en común problemas graves que exigen soluciones en todo el mundo.
[i] Ángeles Caso (2010) “Contra el viento”, Premio Planeta 2009, edit. Planeta, Barcelona
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