Regresa a Paris y se dedica en cuerpo y alma a la revolución. Es considerada en la actualidad como la extranjera que jugó el papel más importante en la revolución de 1789 y la mujer más célebre de dicha revolución. Todos sus esfuerzos los destina a luchar por los derechos de las mujeres. Pide la igualdad civil y política para las mujeres. Abre un Salón intelectual, en el que recibe a los revolucionarios.
La acusan, injustamente, de atentar contra la vida de Maria Antonieta, para evitar la condena retorna a su país, pero es juzgada allí por el delito, aunque finalmente se le reconoce la inocencia. Vuelve a Paris. Vestida siempre de amazona intenta crear el Cuerpo de Amazonas Rojas, unos famosos batallones que deberían ser la vanguardia de la lucha por los derechos de las ciudadanas, pero son consideradas prostitutas y se llama a Theroigne “la Mesalina de la revolución Francesa”.
Su discurso[i] el 25 de marzo de 1792, pronunciado en la Sociedad Fraternal de los Mínimos, va dirigido a las ciudadanas, para que tomen conciencia de que carecen de los derechos de los que gozan sus compañeros. (…) Pero, Francesas, actualmente que el progreso de las luces os invita a reflexionar, comparad lo que somos con lo que deberíamos ser en el orden social. Para conocer nuestros derechos y nuestros deberes, hay que tomar por árbitro a la razón y guiadas por ella, distinguiremos lo justo de lo injusto.
Participó en el asalto a las Tullerías, por lo que el 13 de mayo de 1793 fue azotada desnuda en público. Tiene graves problemas financieros y es consciente de todas las humillaciones que sufrió y de todos sus fracasos, y en el verano del 1793 deja la vida pública.
El 20 de septiembre de 1794 será declarada loca e internada primero en el Hôtel-Dieu y más tarde en la Salpêtrière, donde permanecerá 23 años, hasta su muerte por una perineumonía el 8 de junio de 1817, a la edad de 55 años.
[i] Este Discurso puede leerse en el libro “La Ilustración olvidada. la polémica de los sexos en el siglo XVIII”, Edic. Alicia Puleo. Edit. Anthropos, Madrid 1993.
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