Ayer, domingo 18, finalizó la 23 Semana Negra y, según previsiones, fue tan masculina o más, si cabe, que en ediciones anteriores. Quosque tamdem abutari, Taibo, patientia nostra?
La verdad es que es muy atractiva la idea de que un montón de gente de las letras hablen en corrillo ante un público heterogéneo, pero en la práctica casi solo hay varones, bastante desaliñados, por cierto, con un lenguaje reducido, una escasa cultura en muchos casos y una penosa falta de erudición en la mayoría.
Por ejemplo, el jueves 16, en la Tertulia había nada más y nada menos que 15 varones, 15, contando a Taibo y dos mujeres: Sanjuana Martínez y Elsa Plaza.
Ambas con méritos sobrados para estar allí. Sanjuana Martínez ha recibido desde 2006, año en el que recibió el Premio Nacional de Periodismo en México, muchos e importantes premios, como el Ortega y Gasset de periodismo, otorgado por el diario El País, que es tan cicatero con las mujeres que cuando se estira un poco y las premia, son realmente excepcionales.
Por su parte, Elsa Plaza, que posteriormente presentó su libro “El cielo bajo los pies”[i], no tiene pocos méritos tampoco (a la derecha en la fotografía, con Elia Barceló). Hizo estudios de Bellas Artes, se licenció y doctoró en Historia, es investigadora, ensayista, ilustradora, y resultó un alivio oírla hablar, porque a alguno de los literatos les dio por denostar a las “abuelitas” lectoras. Elsa Plaza, con paciencia, explicó que si las abuelitas estaban allí eran porque querían saber y participar y que los abuelitos no estaban porque estaban en el bar bebiendo y jugando a las cartas o viendo fútbol por la tele. Rápidamente Taibo quiso arreglar la situación hablando del importantísimo papel de las abuelitas de sesenta años con sus nietecitos… y así todo el rato. Por cierto, señores bastante más mayores de sesenta años estaban sentados en el corro en el que se decía eso y no se daban por aludidos, cuando ellos sí que son ancianos y abueletes. El propio Taibo no es precisamente un treintañero de buen ver. A continuación todos por turno fueron reconociendo que si no fuera por las abuelitas no comerían, porque son las que leen.
Es curioso, las mujeres somos las que leemos, y las que escribimos, aunque Taibo y quienes organizan cosas, siguen en el mundo idílico para ellos de hombres de alta espiritualidad y cultura y mujeres buenas para la cama y la intendencia familiar. No se dan cuenta de la realidad porque, como solo se llama a varones cuando hay dinero para repartir, entonces mantienen la ilusión de que ellos leen y escriben y que las mujeres que lo hacen son una excepción.
Pero pagamos la Semana Negra, con nuestro dinerito, que es tan bueno como el de cualquier varón, y queremos que las mujeres no estén infrarrepresentadas, para evitarnos oír lo que, por lo visto tuvieron que oír quienes fueron al día siguiente al homenaje a un sujeto que lleva veinte años escribiendo las mismas soseces.
Según cuentan, en un momento de la conversación con Taibo dijo que la protagonista “es una puta, una puta profesional, no como vosotras que sois putas aficionadas”. Dijo esto dirigiéndose al público y el público, demostrando más vergüenza que él, no le llamó borracho, ni payaso, ni nada, pero no se puede abusar tampoco de la buena educación del respetable.
Como eso no fue suficiente, en otro momento de la charla, alardeando de su incapacidad de mantener una relación sentimental estable y recriminando a Taibo que llevara un siglo con su mujer, cuando Taibo dijo, amablemente, que eso era mérito de su esposa, el sujeto invitado se volvió hacia él y le dijo ¿No te habrás vuelto feminista?
El desconcierto de Taibo me temo que no será suficiente para hacerle reflexionar para la selección de invitados de ediciones futuras.
El 31 de julio de 2008, escribí en este mismo blog una lista de unas ciento cincuenta mujeres que se dedican o dedicaron a la novela negra, para que llame a las que están vivas e instituya premios con el nombre de las ya fallecidas. No me ha hecho ni caso, pero insisto con la idea, a ver si cuaja. Incluso estoy dispuesta a hacer una nueva lista y añadir nombres y nombres.
Si Taibo no se da por aludido, a lo mejor las mujeres, como usuarias de la cosa, tenemos que tomar la decisión de no volver a pasar por la Semana Negra, y así podríamos comprobar como les van las cosas a tan insignes varones cuando están solitos.
Por supuesto, los premios recayeron todos en varones, y eso que Cristina Fallarás era finalista.Y no, no les da vergüenza.
[i] Elsa Plaza, “El cielo bajo los pies. Enriqueta Martí, el caso que conmocionó la Barcelona de 1912”, Edit. Marlow, Barcelona 2009.
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