Leo en Mujeres Asturianas, la blogosfera asturiana de mujeres, que la Directora del Instituto Asturiano de la Mujer, María Campomanes, nos pide que en todos los blogs escribamos sobre una mujer asturiana.
Miré con curiosidad las mujeres asturianas de otros blogs y no tuve ninguna duda de quién sería la mujer sobre la que voy a escribir.
Se llama Aurina, nombre que debe a su madrina, que acababa de leer una novela con una protagonista de ese nombre y que la libró del mucho más sonoro “Ramona” que le tenían reservado, lo que hizo que durante toda la vida de sus hermanos, sufriera sus sornas por el nombre. Nació en Piñeres el 25 de noviembre de 1922. Su infancia la recuerda como el reino de la felicidad. Vivió con sus padres y hermanos en una casa en el monte y nunca escaseó ni la comida ni el afecto en su numerosísima familia. De niña se afilió a los Pioneros Rojos y cuando era una jovencita, a las juventudes comunistas. Ella, por aquel entonces percibía el mundo como un lugar habitable y mejorable si se arrimaba el hombro. Pero España tuvo mala suerte y ella y su familia sufrieron duramente la barbarie de la guerra civil.
Tomasa Cuevas[i], en el Capítulo I: la Cárcel, de su libro Cárcel de Mujeres, bajo el epígrafe Las González, (pág. 30) escribe:
“Asturianas, de la zona de las minas. Minero ya el abuelo, colaborador de Llaneza. En la familia había socialistas y comunistas; las dos hijas, muy jóvenes ingresaron en el PC. La madre era una mujer extraordinaria. Pequeñina, muy delgada, pelo rizado oscuro, ya con canas, ojos claros, bonitos, inteligentes. Las chicas muy guapas, las dos altas. Luz, de pelo castaño rizado, ojos claros, tristes. Aurina, rubia, preciosa, alta y delgada.”
Podría hablar de mi abuela, Aurora, o de mi tía Luz, pero sobre todo puedo hablar de mi madre, Aurina
El relato de muchas de las vicisitudes que se narran en ese libro lo había oído muchas veces contado por mi madre. Sabía de mujeres como Petra, también Cuevas, aunque sin parentesco con la anterior y de Juanita Doña[ii], que en su libro Desde la noche y la niebla, noveló aquellos días terribles en las prisiones franquistas. Y de Josefina Amalia, Aurestina Morán, Julia Bea, Lolita Burgalada… compañeras todas ellas de mi madre, mi abuela y mi tía, en los distintos penales por los que pasaron.
Pero salieron y vivieron con una dignidad a prueba de fascistas, y siguieron intentando un mundo mejor.
Tranquila, cultivada, de buen carácter, mi madre consiguió formar su propia numerosísima familia y hoy goza del cariño de sus hijas e hijo, de su marido, de sus nietas y nieto y de sus biznietas, y mantiene el mismo espíritu de cuando era una chica.
Y sí, sigue siendo preciosa.
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