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jueves, 25 de marzo de 2010

Catalina Benincasa

Catalina Benincasa. Fresco de Andrea Vanni, contemporáneo de la santa. Se considera el único retrato fiel de Catalina Benincasa. Está en el convento de Santo Domingo, en Siena.



Catalina Benincasa una de las tres Doctoras de la Iglesia. Fue mística, y ha sido oscurecida con el paso del tiempo, a pesar de su importancia real en la influencia política que tuvieron los dominicos en general y ella en particular en la Italia del siglo XlV. De fortísima personalidad fue considerada santa y taumaturga, y son numerosos los testimonios, dignos de crédito, de quienes la han visto levitar, lo que nos da una idea de la capacidad de sugestión de esta diminuta y enérgica mujer, que se atrevió a regañar a dos Papas, consiguió el respeto del mercenario más sanguinario de la época, Aguto, hizo frente a una turba que se le acercó con intención de asesinarla y se sintió frustrada al no poder viajar a Nápoles para meter en cintura a otra enérgica mujer, Juana de Nápoles. Además su visión era de largo alcance e insistía en la necesidad de la unidad italiana para conseguir la paz y también en la necesidad de la reforma del clero, mucho antes de que dicha reforma se llevara a cabo.Catalina Benincasa nació en Siena, en 1347, el 25 de marzo. Cuando tenía unos dieciséis años solicita entrar en la Orden Tercera de santo Domingo. Aunque no era habitual no había nada que impidiera a una joven virgen ser mantellata, así que Catalina insistió hasta conseguirlo. Sus relaciones con los jóvenes influyentes de la zona comienzan a cuajar en su grupo de espirituales, llamados popularmente i caterinati, los encatalinados. Se trataba de un grupo mixto que la reverenciaba. Le llamaban madre y se arrodillaban ante ella, besándole la mano y, además, viajaban con ella, de séquito, lo que resultaba sorprendente. Dicta sus Cartas y su Obra a tres secretarios diferentes. Catalina Benincasa es partidaria decidida del Papa, quiere que éste vuelva de Avignon, y que se organice una Cruzada que unifique todos los intereses de la cristiandad. Consigue la vuelta del Papa a Roma. Para ello se desplaza hasta allí el 18 de junio de 1376. Cambia su residencia, con todo su grupo, a Roma, para asesorarle, y allí muere el 29 de abril de 1380.Se realizaron honras fúnebres que duraron varios días. La leyenda habla incluso de milagros. Sus espirituales tuvieron que proteger sus restos, expuestos varios días protegidos por rejas. En Roma se levantó un monumento en su memoria, en el Castel Sant’Angelo.Su cabeza está sobre el altar de Santo Domingo, en Siena. Su cuerpo se encuentra bajo el altar de la iglesia de Santa María Sopra Minerva, en Roma.
Para saber más de ella se puede consultar La Otra Historia, libro coordinado por mi, editado por la Tertulia Feminista Les Comadres, en el que escribo el capítulo “Catalina Benincasa. Santa Catalina de Siena”.

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