El año pasado por estas fechas, una
amiga, Carmen Ovies, me mandó un correo felicitándome, porque era el Día de la
Filósofa. No tenía ni idea de que hubiera un Día así. Busqué y busqué y debo decir
que me costó bastante encontrar esta “galería” de filósofas ilustres, con su
felicitación, publicado por Paulinha Furtado en su blog
sersexualidad.blogspot.com. Es lo único que pude hallar.
Se constata así, una vez más,
cómo ciertos Días son publicitados hasta la nausea, como el Día del Cáncer, de
la Patria, etc., y otros son
sistemáticamente ocultados, como el que hoy me ocupa.
Me parece buena idea que haya un
Día de la Filósofa, porque aunque hay filósofas en todos los tiempos, se hace
como que, “por razones históricas”, no hubo filósofas, para seguir así
ocultándolas, las de antes y las de ahora, pero las hubo, y haberlas haylas.

Desde los catorce años, nuestra
filósofa tiene que hacer frente a la economía familiar, al fallecer su padre y
dejar a la familia sin un céntimo, y lo hace escribiendo. Una de sus obras más
conocidas es Inés de Castro, obra
versificada sobre la homónima de la excepcional escritora, y ardiente
abolicionista Aphra Benn (Kent 1640- Londres, 16 de abril de 1689). Por cierto,
la figura de Inés de Castro suele interesar a las autoras, porque también han
escrito sobre ella Stéfanie Félicité Ducrest de St-Aubin, Madame de Genlis (25
de enero de 1746-31 de diciembre de 1830, y la escritora española Pilar Queralt del Hierro (Barcelona, 24
de marzo de 1954).
Pero hoy, Catherine Trotter nos
interesa como filósofa.
Autodidacta, aprendió francés y
se dedicó con gusto a la lógica. Su obra filosófica más importante es la
defensa que hace de Locke, con el título A
Defense of Mr. Lock’s, contra la crítica que hacía Burnet. Es importante
que tengamos en cuenta esta defensa, en la que la filósofa introduce la
consciencia como capaz de
proporcionar sentimiento moral a los seres humanos, porque Locke es uno
de las autores que más se esforzó en conseguir que la tolerancia fuera una
realidad en la práctica política, y su teoría de la democracia es de las más
aceptables.
Conocía la obra de Leibniz y en
su última etapa también defendió a Clarke.
Por supuesto, Catherine Trotter,
igual que otras pensadoras o autoras inglesas sufrió la burla de unos sujetos
de los que la historia no recuerda sus nombres.
Hoy, 16 de agosto, Día de la
Filósofa, felicito a todas las filósofas, y voy a celebrar un “banquete” con mi
buena amiga y buena filósofa, Amalia González.
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