El Ministerio de Cultura, por la Orden de 17 de julio de 2001, bajo la denominación de Premio Velázquez de las Artes Plásticas, “crea un galardón de carácter internacional que premiará la obra de un creador (sic) en el ámbito de las artes plásticas en cualquiera de sus manifestaciones”.
El premio tiene la importante dotación económica de 125.000€.
La escultora colombiana Doris Salcedo ha sido la merecedora del premio en la edición de 2010. En esta ocasión, como en la gran mayoría de casos en los que se premia a una mujer, todos los medios de comunicación, ponen de relieve que “es la primera vez que se otorga este premio a una mujer”.
Es preciso hacer notar, a quien corresponda, que cuando hay categoría femenina y masculina de cualquier premio, siempre hay mujeres que merecen el premio de que se trate, sin embargo cuando hay una única categoría, sobre todo si el premio tiene una dotación económica importante, el premio suele darse a un varón.
Esto sucede, entre otras cosas, porque los organismos que presiden la cosa, los jurados nombrados, los expertos consultados, etc., suelen ser varones, que se premian a sí mismos. Si se lee la Orden citada, sorprende el uso abusivo del masculino, que no es solo una cuestión lingüística, sino que responde a que los expertos jefes de tales y cuales instituciones, los ganadores de ediciones anteriores, los cargos de los organismos que se citan, los directores de medios, los críticos reputados, etc., etc., son varones.
Las personas que deciden, ocupan los cargos y representaciones que ocupan porque son varones y perpetúan su status nombrando y premiando a más varones.
Es preciso, pues, que la paridad llegue a las instituciones y a los jurados, para que haya también mujeres que juzguen y no se excluya sistemáticamente a las mujeres, sino que se valoren con las mismas oportunidades que sus compañeros varones.
El premio tiene la importante dotación económica de 125.000€.
La escultora colombiana Doris Salcedo ha sido la merecedora del premio en la edición de 2010. En esta ocasión, como en la gran mayoría de casos en los que se premia a una mujer, todos los medios de comunicación, ponen de relieve que “es la primera vez que se otorga este premio a una mujer”.
Es preciso hacer notar, a quien corresponda, que cuando hay categoría femenina y masculina de cualquier premio, siempre hay mujeres que merecen el premio de que se trate, sin embargo cuando hay una única categoría, sobre todo si el premio tiene una dotación económica importante, el premio suele darse a un varón.
Esto sucede, entre otras cosas, porque los organismos que presiden la cosa, los jurados nombrados, los expertos consultados, etc., suelen ser varones, que se premian a sí mismos. Si se lee la Orden citada, sorprende el uso abusivo del masculino, que no es solo una cuestión lingüística, sino que responde a que los expertos jefes de tales y cuales instituciones, los ganadores de ediciones anteriores, los cargos de los organismos que se citan, los directores de medios, los críticos reputados, etc., etc., son varones.
Las personas que deciden, ocupan los cargos y representaciones que ocupan porque son varones y perpetúan su status nombrando y premiando a más varones.
Es preciso, pues, que la paridad llegue a las instituciones y a los jurados, para que haya también mujeres que juzguen y no se excluya sistemáticamente a las mujeres, sino que se valoren con las mismas oportunidades que sus compañeros varones.
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