(en la imagen vemos a ese punto, ese punto, sonriendo a cámara como un niño, con el camauro)
S.S. Benedicto XVI está dispuesto a indisponerse con las mujeres de manera permanente.
Después de sus apreciaciones de la mujer como un ser creado fundamentalmente para limpiar culos y mocos, y hacer todo tipo de prestaciones serviles y domésticas a los varones, cualesquiera que sean los méritos que éstos posean, ahora según cuentan en las noticias, se desdice de sus aseveraciones en el Camerún, en el sentido de que de ninguna manera es tolerable por Dios el uso del condón. Por lo visto en un libro que se publicará en breve, ha decidido que va a permitir el uso del condón a los prostitutos masculinos.
A las prostitutas y a las mujeres en general, ni agua, por putas, olvidando ese punto, ese punto, que si una puta pudiera ser Papa no sería puta, que la mayoría son mujeres traficadas o sin recursos de ninguna índole, cuando no niñas directamente.
Una vez más, ha perdido la oportunidad de excomulgar a los prostituidores y no ha sido capaz de explicar a esos marranos que la sexualidad humana exige consentimiento, que pagar para que te hagan una “prestación” sexual va contra la dignidad de las personas, no de la puta que soporta al animal de turno, sino del pervertido incapaz de conseguir que una mujer quiera pasar un rato agradable con él. No les ha explicado que, además, si “van de putas” carecen de honorabilidad y decencia y no merecen el “Reino de Dios”.
La misoginia de la iglesia católica es histórica y hemos vivido momentos muy malos, pero que en siglo XXI sigamos aguantando esta tralla, pagando además impuestos para que haya una iglesia, por lo menos, en cada pueblo y una, por lo menos, en cada barrio de las ciudades, teniendo en cuenta que las mujeres también pagamos esos impuestos, es hacer burla descarada de nosotras.
¿Hasta cuándo lo vamos a soportar?
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