Me parece una desconsideración hacia quien escribe un libro leerlo de un tirón. Si se fracciona la lectura, al menos en dos veces, la obra se recuerda luego mucho mejor, al tener que volver a hacer presentes los diversos personajes, tramas secundarias, etc., en el caso de una novela, como es el caso que voy a comentar.
Pues bien, tuve que obligarme a dejar la recientísima novela “Operación Drácula” de la escritora gijonesa Pilar Sánchez Vicente*, para el día siguiente. Lo leí de dos “sentadas”, porque la acción engancha y se quiere saber más.
Además, al hilo de su relato, recordé los paisajes rumanos, la buena impresión que me causaron las personas con las que me relacioné y agradecí su respeto por las y los rumanos que habitan en nuestro país.
Sin embargo tendría dos reparos de índole diferente a la puramente literaria.
Primero. El personaje masculino odioso, por sexista y pelma, es rechazado sistemáticamente por la protagonista femenina, pero en ella concurren circunstancias que pueden hacer pensar a alguien que a otras mujeres nos puede agradar semejante acoso y desahogos verbales.
Segundo. Al final hay una pieza que podría haberse resuelto en lugar de con un viejo activista y militante de causas justas, injustamente encarcelado, etc., etc., con una madre coraje que consigue, por fin, redimirse haciendo ella “justicia.”
Lean la novela y díganme qué les parece.
*Pilar Sánchez Vicente, Operación Drácula, KRK editores, Oviedo 2010
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