Hay veces en que no es posible
hacer oídos sordos a lo que dicen aquellas y aquellos que están cobrando para
cumplir el mandato del pueblo soberano, que somos quienes pagamos.
Las últimas intervenciones de
Cospedal, Pons, Arenas y demás sujetos de la política activa y pasiva, (aquí
quien manda, por lo visto, es la troika) para los que no tengo adjetivos
calificativos educados, hacen que al sufrimiento por sus inicuas políticas
tengamos que añadir que se burlen de quienes estamos demostrando tener
paciencia y prudencia. Si fuimos ejemplo de transición, ahora creo que somos
ejemplo de cómo la ciudadanía de este país está dando muestras de ser
efectivamente, democrática, en parte gracias a las denostadas leyes de
educación socialistas.
Comparar a quienes, en el colmo
de la desesperación, se dirigen directamente a quienes tienen que resolver los
problemas que les acucian y escurren el bulto, compararlos, digo, con los nazis
es hacer burla de todo el mundo, no solo de los judíos. Comparar que se peguen
pegatinas, con la cruz y la pintada
de “judio” en las puertas de las casas, es hacer como que no se sabe que
los nazis luego detenían a esos judíos y los llevaban a campos de exterminio,
donde eran torturados, abusados de todas las maneras imaginables e inimaginables
y finalmente asesinados. Me parece que intentan matar dos pájaros de un tiro
con esta comparación, pero pretender que
al fin y al cabo los nazis hacían pintadas en las puertas es de una desvergüenza
que hacía tiempo que no teníamos que soportar.
Una versión más suave es la de
considerar a estos manifestantes como acosadores. Pero es que si estas personas
van a las casa de estos sujetos, es porque ellos, estos políticos nuestros, no dan explicaciones ni en
sede parlamentaria ni a la prensa ni a nadie. Hacen de su capa un sayo e
invocan a la democracia (Cospedal decía que intentaban hacer que los políticos
del PP torcieran el voto) cuando en realidad se les votó para que hicieran
justo la política contraria de lo que están haciendo. Ellos mismos son los
cambian lo que prometieron al electorado. Y eso no es democracia, eso es lo que
se conoce como neo caciquismo democrático: nos votaron, hacemos lo que nos da
la gana.
En su línea de considerar que nos
falta una primavera, insisten en que se trata de la herencia del PSOE, que por
eso se ven en la penosa obligación de intentar quitarnos las libertades
duramente conquistadas de manifestación y de libertad de expresión, porque
tampoco llevan bien eso de que los periódicos aireen la cantidad de millones de
euros que tienen en cuentas en paraísos fiscales sus ex allegados y/o
ex-amigotes.
Escuchamos hasta el hartazgo
oírles hablar la famosa transparencia: insisten en su consideración de que
somos como criaturas pequeñas que se nos puede engañar con un uso inadecuado de
las palabras, pero sabemos que tienen explicaciones pendientes peligudas y
acabarán dándolas y pagando quienes tengan que pagar. Pero no se preocupen,
nuestra madurez democrática aguantará el tipo: no conseguirán acabar con este
país.
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