El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha dicho ayer, día
7 de febrero, que la ideología de género peca de sectarismo, insidia y exclusión,
tiene unos objetivos tremendos y desmiente el dato natural de una diferencia
antropológica entre el hombre y la mujer. Dice esto siguiendo la estela del ínclito
Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, que el mes pasado se despachó con la
contundente afirmación de que la “ideología de género rompe la familia”. Sugiero al arzobispo que busque la palabra antropología en la RAE.
Después de unos cuantos bla bla acerca de lo que Dios quiere
o deja de querer, se le cuela un “(…) Padre y madre, esposo y esposa, hombre y
mujer. Sin esto se reniega de nuestra imagen ASEMEJADA CON DIOS, se destruye la familia en su fundamento y se
corrompe la sociedad en una confusión de enormes consecuencias". Espero que
no esté sugiriendo que Dios es hombre y mujer a la vez, o alternativamente, o...
Es cansado analizar lo que dicen estos sujetos, porque se
reduce a intentar impedir el aborto como decisión libre de las mujeres y el matrimonio homosexual, pero quiero hacer
constar que su repelús acerca de la dignidad de las mujeres nos importa nada y
menos.
El pretexto para justificar lo injustificable se lo proporciona la 54 campaña de Manos Unidas,
que lleva por lema “Sin igualdad no hay justicia”.
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